domingo, 23 de agosto de 2009

POR LAS VECES QUE...

Por las veces que digo de ponerte y no me pongo.
Por las veces que tengo tanto que hacer y no se a que tirarme.
Por las veces que no tengo ganas de nada y lo más fácil es no optar a nada.
Por las veces que me remuerdo la conciencia sobre si actúo mal o bien.
Por las veces que decido indagar en la historia y me doy cuenta que leo el libro con el cerebro quitado.
Por las veces que evadirme es lo primero que se me ocurre y lo más fácil, a veces es lo mejor, pero siempre no me lleva a la solución.
Por las veces que estar ausente entre el silencio puede terminar siendo el bullicio que vibre mis oídos.
Por las veces que fue lo que quería que fuese, aunque después acabara yéndose todo.
Por las veces que filtro la información de modo selectivo sin pararme a pensar en lo demás.
Por las veces que me acosté pensando en algo y al día siguiente me levante recordando nuevamente lo mismo.
Por las veces que me quede acostada más de tres cuartos de hora viendo las motas de polvo que brillan por el sol.
Por las veces que se que es la salida queda plasmada en el retrovisor, pero no me encuentro bien para girar.
Por las veces que trascurren los días volando y por las otras veces que yacen empapadas de quietud en el tiempo.
Por las veces que sonrío por la calle invadiéndome de alegría y que los demás no comprenden.
Por las veces que añoras un lugar y te das cuenta que lo único que te queda son cuatro muros portantes con terminación de gotelé.
Por las veces que decido cambiar el camino habitual para darle una nueva oportunidad a mi cerebro para renovarse de la monotonía.
Por tantas y tantas veces que pensé algo y acabo pasando.
Por las veces que quiero limpiar mi cabeza, mi mente y no encuentro quien me haga una lobotimia.
Por las veces que pienso que lo que no cura el tiempo tendré que curarlo yo.
Por las veces que alguien te saca lo de atrás, lo que no expulsas porque sabes que es lo mejor con tal de no preocupar.
Por las veces que recuerdas que aquel portazo fue el que mejor, el que te abrió la puerta a la vida.
Por las veces recuerdo que quemar aquel manojo de cartas en medio del bancal significaba desquitarme de algo que quería extinguir porque ya todo estaba acabado.
Por las veces que callé cuando alguien sabía muy bien lo que estaba pasando.
Por las veces que volví a mi refugio, a la que realmente era mi casa.
Por las veces que me toco hacerme cargo de cosas que duelen.
Por las veces que esa reparación era solo una falsa alarma.
Por las veces que llore a escondidas para no echar más carga.
Por las veces que quise intercambiar papeles, yo irme para siempre y que vosotros volvierais.
Por las veces que se que hay algo que nos salva…
Por las veces que tuve que planificar cada movimiento.
Por las veces que con solo oír un suspiro o un sollozo me tiro de la cama.
Por las veces que estoy así y se me ocurre la estupidez de escribir.
Por las veces que sabes que siempre hay alguien que te engancha a la vida…
Por esas y otras tantas veces que….

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