domingo, 23 de agosto de 2009

HUELO EL SABER

Como algo que nunca llega, que siempre se revuelve…
Eso es lo que pensamos la mayor parte del tiempo.

Es cambiar el rumbo de las cosas con un mero pensamiento.
Un pensamiento negativo que nos creamos por ser más fácil de asimilar.
Es el poder de nuestra mente truncado por pensamientos negativos.
Eso es lo recógnito de todo esto, que no queremos ser,
pero lo somos con la imagen que creamos de nosotros mismos.

El cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que siente porque las redes neuronales aparecen conjuntamente, fabricamos nuestra realidad mediante nuestras emociones.
Existe una farmacia del cerebro que tiene como dispensador al hipotálamo, un órgano donde se fabrican respuestas emocionales por medio de partículas responsables de lo que sentimos diariamente. De ahí podemos deducir conductas de fobia o miedo.
Somos nosotros quienes nos ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo, con nuestros pensamientos (“yo sí puedo”, “yo no puedo”) de encerrarnos en una realidad limitada y negativa o en la consecución de aquellas cosas que soñamos.
En otras palabras, la física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que anhelamos dentro de las de posibilidades-ondas de la física.


Siempre pensé que sería más cosa de intuición, que al final hubiera una correlación entre lo pensado y lo ocurrido, sin poner ejemplos.

Ahora sé que hay algo mas… Una mirada cuántica procedente de la física. La ley de la atracción, esa interrelación que hay entre el pensamiento y la realidad. Primero todo lo veo en mi mente y después lo siento, lo obtengo.
Ya no tengo en mi vida mostrdor de quejas, y creo que quizas nunca lo he tenido porque no lo cree. Atraigo a mi vida aquello que quiero, sea bueno, malo, pero ahora que lo pienso ha venido pasando todo lo que he epnsado por eso no culpo a nadie, no lamento nada..

Sólo agradecerle a Ramón el poder llegar a descubrir esto en el intermedio de una parada a lo que nos queda todo reducido, como de costumbre en el vagón del saber..

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