No tiro las cenizas por apagar lo que se fue,
pero es tanta extrañeza la que viene ahora
después de quimeras alentando el beneplácito
que evoque la nada, que es el mar de mi todo
de un perfume de despedida desierto y sin anilina;
que el vivir sólo es soñar y yo apenas te sueño.
No es que estés lejos es que no cabe manera
sólo la intención de haber acariciado tu quietud,
piel delicada que todavía eternizaba
manos temblando de anhelo por alcanzarte
y mi piel repleta de músicas pasadas
que llevan casi una veintena durmiendo.
Quería desplomar mis yemas por tus sazones,
tú te conmovías previamente y murmurabas atisbos
como si todavía constaras aquí y fuera sólo un sueño.
Nuevas sacudidas, que cuando arrumban
un golpe de teléfono las evapora al despertar,
porque las buenas cosas mueren bajo el sol.
‘‘Que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar‘‘
‘‘Que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar‘‘
Todos somos Segismundos,
ResponderEliminary por no aceptar éste,
soñamos otros mundos.
besos
Profundos y con fuerza tus versos. Son buenos para pensar.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos.
Una mera de forma de revivir momentos, de esos que dificilmente vuelven, ni siquiera para quedarse.
ResponderEliminar¡Besos!